Los hallazgos de los últimos años en el campo neurológico son sorprendentes. Si hace unos años se daba por hecho que solo teníamos un cerebro que era el único responsable de nuestro pensar, hoy sabemos que la inteligencia está distribuida por todo el cuerpo, y que hay otras formas de pensar diferentes a las que dábamos convencionalmente por ciertas y únicas.
La medicina ya reconoce lo que se sabía desde hace miles de años por las técnicas de meditación orientales: el ritmo del corazón puede alterar la efectividad del pensamiento cerebral. Diversos autores que han profundizado en el estudio del llamado "cerebro cardíaco" sostienen que el ingenio, la iniciativa y la intuición nacen de él, que está mas abierto a la vida y busca activamente una comprensión nueva e intuitiva de lo que más le importa a una persona en la vida.
Probablemente en el futuro se descubrirá que en él residen nuevas y desconocidas capacidades relacionadas con la inteligencia emocional: la empatía, la conciencia emocional de sí mismo, la transparencia, el optimismo, la iniciativa, la vocación de servicio, la inspiración, la alegría, la confianza en uno mismo, en los demás y en la vida...
El corazón funciona como una especie de radar personal que escruta en nuestro interior y en el exterior en busca de nuevas oportunidades y opciones posibles. Pero para tomar conciencia de ello hay que permanecer atentos a nuestro interior, hay que saber mirar, escuchar y comprender a nuestro corazón.
Los líderes de éxito son personas conscientes de lo que quieren. Están enraizados en la realidad, miran sus metas desde el momento presente, ajustándolas constantemente y tanteando si están en el camino orientado y viven la vida "con sentido" y bienestar.
Un buen líder se hace a partir de un corazón inteligente. Solo con un buen corazón, es posible crear buenos equipos, buenas organizaciones, buenas empresas. El verdadero liderazgo comienza por liderarse a uno mismo.
Existe una antigua ley espiritual que dice " como es adentro es afuera", que en definitiva nos señala que hacemos lo que somos. Nadie puede ofrecer lo que no posee, ni guiar por un sendero que previamente no transitó, ni brindar una enseñanza si primero no realizó el aprendizaje.
Por eso se hace evidente que el camino del liderazgo se recorre de dentro a fuera.
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